Lua

¿Que estará pensando mi luitificacion?





Yo....





te





echo





de





menos





:)




MARA

¿Cuando te tocara ser feliz para siempre?

Mara lleva meses esperando por una familia, su historia es una de las mas feas que he conocido de cerca, abandonada por su dueño a escopetazos estando embarazada... ahora ya le toca ser feliz con una familia que la quiera de verdad. Se lo merece, es la perra mas buena y lista que he conocido nunca.

seguiremos esperando...

Canelo: El perro de Cádiz


Este es Canelo, un ser excepcional.

Su dueño, enfermo del riñón, estaba en diálisis, y todos los días Canelo le acompañaba y le esperaba a la puerta. Hasta que un día no salió. ...


Canelo era, para su dueño, compañía y aliento, y cuando enfermó y se vio sometido a diálisis diaria, el perro Canelo le acompañaba hasta la puerta del gaditano Hospital Puerta del Mar, alias “La Residencia”. Espérame aquí, chaval; y Canelo esperaba, matando las largas horas de la diálisis a base de pensar en el momento en que se abriría la puerta y Dueño saldría por ella.
Pero un mal día Dueño no salió: su vida se enganchó entre tubos y agujas, y hubo de quedarse ingresado.

Durante varias semanas, Canelo esperó y esperó. Las enfermeras amigas le traían noticias del amo, recuerdos y besitos, además de comida. Le prepararon una cama de cartones a cubierto, adivinando que el perro no iba a marcharse. Pero su dueño murió, y Canelo, ay, se negó a entenderlo. Y decidió que allí se quedaba. Y se quedó!

Intentaron buscarle un hogar, pero fue en vano. El perro no quiso más hogar que aquel que le hacía sentirse a un paso de su dueño. Los laceros de la perrera municipal cogieron un día a Canelo, porque hubo uno que lo denunció, diciendo que había atacado a su perro. Se movieron los trabajadores de la Residencia y los amantes de los animales y pidieron el indulto de Canelo como los pañuelos blancos de una plaza reclaman la vida de un animal bravo y noble. Los vecinos de la Avenida le adoptaron colectivamente, y Canelo fue el perro de todos. Nunca le faltó comida, ni agua, ni una mantita en invierno, ni las caricias que no podía ya prodigarle el amo, ni una palabra de aliento. El pueblo gaditano aceptó chucho (como animal de compañía), y hasta consiguió que el teniente de alcalde de Sanidad, firmara un decreto perdonándole la vida.

AGADEN se encargó del tema sanitario, y Canelo era un perro sano, vacunado y con todos los papeles en regla. Y durante doce años, DOCE!, vagabundeó por los alrededores del hospital haciendo de su callejón su reino, a la espera siempre, con la seguridad absoluta de que su dueño no le había abandonado. Hasta el mal día en que se dejó el pellejo debajo de las ruedas de un coche, o, quién sabe, igual cansado de esperar pensó “mucho está tardando este, me voy a ver si lo encuentro”.

Cádiz rinde así homenaje a este perro valiente y leal y le ha dedicado el callejón en que pasó su vida. Por lo menos, que nadie olvide que la lealtad y la fidelidad existen por parte de estos amigos peludos, que tienen tanto que enseñarnos.


VIDEO: El perro que sale en las imágenes es "Canelo", ojo las personas sensibles...

http://www.youtube.com/watch?v=In7fBbEnygM&feature=player_embedded#!

El gato de la marina

Una pequeña historia:

En 1941 en las heladas aguas del Atlántico el gran acorazado alemán Bismarck, atacado por la RAF y la Home Fleet con todo su poder se hundía con toda la tripulación. Un barco británico se acercó al lugar del hundimiento y los marineros oyero un pequeño lamento entre los restos flotantes, era un gatito negro.

Uno de los marineros británicos se deslizó por una cuerda y recogió al gato, pero ..¡Sorpresa!, el gato tenía una esvástica auténtica colgada del collar, con lo que todos llegaron a la conclusión que se trataba de la mascota de los oficiales alemanes.

El capitán del barco en un gesto muy flemático y muy “british” ordenó su inmediato “arresto” y confinamiento. Fue adoptado por los marineros y estuvo con ellos a lo largo de toda la guerra, sobreviviendo a varios combates.

Tras la guerra un suboficial se lo llevó consigo a Belfast , donde vivió rodeado del cariño de todos los marineros en una residencia para éstos hasta el fin de sus días.


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